Lo recibí ayer en uno de los correos diarios que me envía la página Lo Arcanos, esa página a la que siempre recurro cuando relamente me siento mal y no le encuentro salida a nada. Y creo que dice mucho acerca de cómo soy. Algún día quiero analizar las facultades de tener un coeficiente intelectual alto frente a un coeficiente emocional alto. Es relamente interesante.
Pero ahora me centro en esta frase. ¿Es cierto? ¿Es cierto que amar lo que uno hace es la única felicidad existente? ¿Es así de simple y de conformista? Sí, y es lo mejor y más sano para tu salud mental y económica (ni un puto duro más en psicólogos, te lo gastas en cerveza, en hombres (mujeres, para el sector masculino), ropa e ibuprofeno, que siempre es bueno llevar una tableta). Si amas lo que haces en cada momento, estás disfrutando de cada momento de tu vida. Ahora, ¿es necesario hacer un esfuerzo para amar cada momento de tu vida sabiendo que es la única forma de vivir el aquí y el ahora? Tal vez si haces el esfuerzo una serie de veces, ya no tengas que volver a hacerlo porque se convierte en un acto mecánico y surge de forma sistemática.
Es como los lavados de cerebro, repite una frase hasta la saciedad y tu cerebro llega a generar la idea como si fuese real. Es algo así como cuando ves un tío feo, o una tía, y se pavonea creyéndose un ser con una belleza extraordinaria. ¿¡Cuántas veces ha oído su cerebro, su psique, que está de buen ver!? Tal vez desde pequeños lo oyeran de sus padres o de una novia/o de la adolescencia. No sé. El caso es que esa imagen de sí mismos, aunque no se corresponda con la realidad (y esto entrecomillado ya que no creo que exista la belleza real, es absolutamente relativa), se materializa.
Similar con el concepto de felicidad, con aceptar la vida como venga. Si quieres entender que estar colgado de un pino por los pies es lo mejor que te ha podido pasar en la vida, puedas llegar a aceptarlo de una forma normal sólo con repetírtelo. Al final llegas a creerlo.
El cerebro humano es un gran desconocido, una máquina misteriosa con siglos de estudio que no deja de darnos preguntas sin respuesta. Es una máquina dañina, peligrosa, pero es realmente el ser humano. Somos lo que nuestra mente quiere que seamos.
El cerebro humano es un gran desconocido, una máquina misteriosa con siglos de estudio que no deja de darnos preguntas sin respuesta. Es una máquina dañina, peligrosa, pero es realmente el ser humano. Somos lo que nuestra mente quiere que seamos.
Y la felicidad será lo que nuestra mente quiera aceptar.
Comentarios