Ese pequeño diálogo quedó grabado ayer noche cuando veía con dos amigas la película "Crepúsculo". En una escena en la que la protagonista está hospitalizada ella le agradece a él que la salvara de las garras de un vampiro del grupo de los "malos", aunque estuviese malherida. Sin embargo, él (que es del grupo de los "buenos") no piensa igual.
En la película, ambos se enamoran perdidamente, y ella, aún negándose él y habiéndola advertido seriamente, decide seguirle al fin del mundo, aunque éso conllevo peligros como convertirse en la comida de algún chupasangre. Y así ocurrió, el vampiro "malo" muerde a la chica y su amor se ve obligado a volver a morderla, en su justa medida, como antídoto.
Aunque viva, está hospitalizada y él muy preocupado por lo que le ha pasado.
Todo esto es muy bonito, me reí mucho viéndola, me impactaron algunas imágenes, pero no quería hablar de esto. La descripción de parte de la historia era la base sobre una de mis amadas, aunque siempre escasas, reflexiones.
La pregunta que me formulé fue: ¿una misma situación, un mismo acontecimiento y, sin embargo, dos valoraciones, tan opuestas? Pues sí, si señor, así. Como podéis comprobar tengo una gran capacidad para preguntarme y responderme.
Es sencillo y muy real, ocurre a diario y lo pasamos por alto porque sencillamente es tan cotidiano y normal como que salga el sol y, horas más tarde, aparezca la luna. Todo es según el ojo que lo mira. Mientras que ella agradece su valentía al haberla salvado de las garras de un vampiro que se la quería comer (así sin más, la criatura tenía hambre), para él no había nada que agradecer, todo lo contrario, había que reprochar. Estaba bastante disgustado ante la situación: ella a punto de morir se recupera lentamente en un hospital cuando debía haber llevado una vida normal si él no se le hubiese acercado.
Un lectura interesante que se puede aplicar directamente a la vida. Puedes ver la botella medio llena o medio vacía. Te quedas sin empleo y bien puedes reprocharte lo mal que lo habrás hecho para que te despidan o no te renueven, o puedes sencillamente aceptar que era el momento de dar un giro profesional. Y así con cada situación, acontecimiento, cosas o personas. Que no me llama el chico que me gusta aunque tiene mi teléfono: no le gusto, no le intereso como a la mayoría de los chicos o éste es tímido y no se atreve aunque quiera.
Todos es con la óptica con que se mire. De tí depende coger una lente u otra.
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