"¡Pepe come verduras! Así es como una persona demuestra su madurez, comiendo verduras" (Mercedes Milá en Gran Hermano)
"Aquí el que no liga es porque no quiere o porque no puede" (el relaciones públicas de una discoteca en ni idea)
"¿Hijo pa qué te compras esos bombones?"-Pa comérmelos-." (una señora a su hijo en el supermercado)
Bueno, todos hemos dicho el alguna ocasión alguna frase que nos haga recapacitar sobre el grado de tontería y la innecesaria necesidad que teníamos en ese momento de decirla, es por ello que la última la he añadido porque es la que me ha hecho volver a animarme a escribir aquí, no porque me de pie a hacer una reflexión. Aunque... bueno, si bien cabe añadir: ¿pa qué le pregunta usted a la criatura por qué que se ha comprado bombones, siendo evidente (para mí claro) que al niño, orondo para más señas, falta ninguna le hace meterse eso en el buche, cuando hubiese sido más acertado hacerle a la criatura la pregunta correcta? Más que nada porque el niño ha contestado lo evidente y no lo que ella esperaba, se ha quedado con su caja de bombones y la madre con una cara de idiota digna de enmarcar. La próxima vez le dice usted al niño: "Hijo no veo bien que te compres esos dulces porque no te conviene comértelos". Y se deja usted de milongas que no le han servido para nada. Y al niño tampoco.
Pero el caso de una periodista de renombre, con gran trayectoria, y de peso, como Milá, que sigue siendo el único motivo por el que me animaría a ver ese programa (y que conste que no lo estaba viendo, es uno de los favoritos de una de mis compañeras de piso y ojo con tocar el mando mientras lo emiten), te suelte semejante tontería, es para darle bofetadas hasta que llore.
Hace mucho leí a Sánchez Dragó en un de sus libros que una persona no maduraba hasta pasados los 50 años. Y me pareció muy interesante puesto que yo superaba vagamente los 30 y me sentía como un bebé que empezaba a andar. Agradecí sus palabras y la tengo muy presentes cada vez que hago algo que, aparentemente y de cara a la galería, no es propio de una persona de mi edad. Y ahora aparece esta buena mujer y simplifica a cotas insospechadas los límites de la madurez, no ya en edad sino en alimentación. Me dolió horrores, con lo claro que lo tenía, con lo bien que lo iba encajando, y disfrutando, y resulta que soy madura. Y para que me joda aún más desde hace muchos años. Claro que lo mismo se me ha pasado tener presente que era Gran Hermano. No sé, no sé.
Y para finalizar, tachán: "Aquí el que no liga es porque no quiere o porque no puede". Si tiene la misma lucidez para reflexionar acerca de las relaciones personal como para atraer público al local, no va ni Paris Hilton.
¿No queda más opción? No puede ser. Voy a hacer memoria de cada vez que no ligo, vamos cuatro de cada tres. Me gusta un chico, me acerco a él y pasa de mí. Eso es que no puedes. Se acerca un chico a mí, le digo que no y paso de él. Eso es que no quieres. Y ya está. No hay más. Pero es que tampoco lo había doscientos años antes de que naciese este ejemplar de relaciones públicas. Y recuerdo que soltó la frase ante la cámara con un orgullo claro de quien ha dedicado horas y horas de investigación y, por fín, ha descubierto la quintaesencia de las relaciones sociales. Anda que...
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