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La vida es esperar , Michale Caine en "Las normas de la casa de sidra"

        

        Ya he dicho que aquí escribo aquellas frases que oigo o leo y que me hacen reflexionar. Esta la dice Michael Caine en la película "Las normas de la casa de sidra" cuando una enfermera le recuerda que le espera un matrimonio para hablar con él. Él, bastante afanado en su trabajo, acierta a decir: "Pues que esperen, la vida es eso, esperar".
Yo, que tengo la misma paciencia que un bebé hambriento, me quedé perpleja ante semejante simpleza, y realidad. De un tiempo a esta parte analizo mucho mi vida, ya que he tenido que darle, aunque aún no materializado, un giro sin ser, en absoluto, mi deseo. De ahí que me haya visto enfrascada en el análisis de la vida, mía y de quienes me rodean, para poder dotar de un sentido lo más lógico posible a lo que nos toca vivir.

La frase está llena de sencillez y complejidad. ¿Acaso es fácil esperar? ¿Conocen a alguien que esté dotado de la paciencia máxima? Es cierto, no vayamos a negarlo, la paciencia es la madre de todas las ciencias, la virtud por excelencia, el don inalcanzable. Creo que es más deseada que cualquier actriz de cine o un boleto premiado del Euromillón.
Será por eso que me impactó oírlo, que me impactó analizarlo, que no puedo más que repetirlo una y mil veces dentro de mi cabeza. Y más aún si lo decía un hombre que por su serenidad, aunque sólo sea la que transmite como actor, y por su inigualable afabilidad quedaba más grabado.

Esperar, esperar, paciencia, paciencia, tiempo al tiempo, todo llega y todo pasa, vísteme despacio que voy con prisa, paciencia, paciencia, siempre paciencia, la vida es esperar.

Recuerdo que un psicólogo me dijo en una ocasión que la paciencia era estar aquí y ahora, frase repetida hasta la saciedad en la sociedad actual, y así dejas espacio a que los aconteceres vayan cogiendo color, sólo así se vive y se deja hacer. Asimismo, escarbando en internet acerca de la paciencia y de su virtud, encontré una que a mí personalmente me hizo todavía pensar más: "Es más inteligente el que tolera que el que grita".

También he conocido a quien con una paciencia extrema me ha dicho que cuando no pudo más se paró, se sentó y se dijo: ¿Puedo darle una vuelta de tuerca más? Y lo hizo. Se demostró que podía superarse a sí mismo. Y recuerdo que pensé exactamente para qué tanto paciencia. Y la respuesta vino sola, por su propia sencillez: porque no queda otra, porque ya lo dijo Cane, la vida es eso, esperar.

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